Ante el aumento de problemas de regulación emocional y el alza de conductas violentas, cada colegio, debería contar con un plan de formación docente específico.
Durante varias décadas, la formación de profesores se limitó a fortalecer las áreas del conocimiento relacionadas con los temas propios de sus asignaturas y las metodologías más adecuadas para enseñarlas. En los últimos años, más fuertemente tras la pandemia; los docentes deben abordar problemáticas del ámbito socioemocional y resolución de conflictos cada día. El problema es que no siempre están preparados para hacerse cargo de estos temas. Ante la falta de formación socioemocional, muchos profesores se ven obligados a improvisar, actuar según su intuición o simplemente ignorar lo que ven…
Ante el aumento de problemas de regulación emocional y el alza de conductas violentas, cada colegio, debería contar con un plan de formación docente específico; donde se aborde primeros auxilios sicológicos, estrategias de resolución de conflictos de convivencia escolar no solo para apoyar a sus estudiantes, sino que también para apoyarse entre pares.
Adultos ineficientes y “acusadores”
En la radiografía anual sobre uso de tecnologías y percepción de riesgos, el 60% de los estudiantes declaran que si tuvieran un problema en internet, recurrirían en primer lugar a su madre. El 20% buscaría a su padre y menos del 1% pediría ayuda a sus profesores. Hicimos un focus group con varios estudiantes de 6º básico y ahondamos en las razones sobre porqué no acudirían a un docente en caso de vivir una situación compleja en internet. Las razones que se repitieron fueron…. “ellos no saben mucho sobre internet”, “van a acusarnos”, o “van a ir a Convivencia Escolar” y “abrirán un protocolo y nos van a castigar”…
Las respuestas causaron bastante inquietud a la hora de entender el nuevo rol docente tras la pandemia. La formación docente es clave en estos casos, como complemento al rol de la familia.
Quisimos compartir a los profesores, 7 consejos que les ayude a actuar de mejor manera ante situaciones complejas que vivan sus estudiantes en internet:
- Atento a señales de alerta: Si ves, sospechas, intuyes o te informan de problemas de convivencia escolar, situaciones de acoso, ciberacoso, maltrato, violencia o sospechas de su existencia, no lo ignores. Hazles saber que quieres escuchar lo sucedido con tranquilidad y buena disposición. Puedes preguntar ¿Qué pasó? ¿Cómo se sienten? ¿Cómo puedes ayudarlos? . Da espacio para que los estudiantes te cuenten lo sucedido. Evita emitir juicios de valor o compartir miradas personales. Simplemente, escucha lo que te cuenten.
- Identifica la problemática: Acoso es acoso, y es es diferente al maltrato. Independiente de dónde se haya originado, día u hora, si hay estudiantes involucrados, el colegio debe mediar para resolver y preveer el seguimiento del caso. Explícales que vas a hacer lo posible para que este problema pase pronto y que mientras tanto, pueden contar contigo.
- Explica los pasos a seguir: No prometas resolver el problema o bajarle el perfil de lo sucedido a tus estudiantes. Tu rol es escuchar, contener emociones, derivar y acompañar. Explícales que quieres ayudarlos, pero que es necesario pedir ayuda a las personas que saben abordar estos temas. Diles que vas a pedir ayuda en Convivencia Escolar o al equipo de sicólogos del colegio. Comprueba que tus estudiantes entienden el proceso a seguir y tu rol en ello.
- Empodéralos: Ayuda a tus estudiantes a visibilizar la resolución del problema y a ver las capacidades que ellos mismos deben tener para abordarlo. Explícales que si bien, los adultos pueden apoyarlos, será necesario que ellos mismos identifiquen las posibles soluciones al problema. Puedes instalar en el curso, alguna metodología de detección de problemas y resolución de conflictos como el buzón de convivencia, las juntas de curso o el correo de ayuda.
- Somos comunidad: Los estudiantes deben sentir que cuando alguien del curso no está bien, es probable que de una u otra manera, todos estén afectados. Dales poder y voz a los estudiantes para que establezcan sus propias reglas antihostigamiento, que determinen las maneras de alertarse entre ellos mismos de situaciones de riesgo, estableciendo los comportamientos aceptables e inaceptables en su trato hacia otros compañeros de curso o de otros grupos.
- Elegir a quien pedir ayuda: dales la oportunidad a tus estudiantes de elegir a quien pueden recurrir en caso de necesitar ayuda. Es importante que si como docente, no te sientes capaz de ayudar a los estudiantes en este tipo de problemas, ellos lo sepan. No tiene nada de malo reconocer tus limitaciones, lo importante es que sepan que pueden recurrir a otra persona a pedir ayuda.
- Haz seguimiento: Una vez que haya pasado el momento más complejo de la situación vivida, es necesario ir evaluando cómo están los estudiantes afectados y el resto del grupo. Pregúntales cómo se han sentido, si ven que el problema ya pasó o bien, qué opinión tienen del proceso vivido.
- Conoce la red de apoyo: Como profesores, debes conocer las redes de apoyo con las que cuenta el establecimiento para abordar de mejor manera los problemas de convivencia escolar. Muchas veces se necesita el apoyo de los tribunales de familia, de la red de salud o de organizaciones civiles a quienes se puede recurrir en diferentes casos.
Es necesario igualmente, contar con estrategias de resolución de conflictos como la mediación escolar, para poder resolver oportunamente los problemas que vayan surgiendo en el día a día. Educar es proteger y las escuelas que protegen a su comunidad, no buscan evitar los conflictos, sino que se preparan para poder enfrentarlos de manera pacífica, a tiempo y de la mejor manera posible, entendiendo que los problemas son parte del aprendizaje y que ayudan a madurar, mejorar y crecer.
