En mi reciente participación en el Diario La Segunda, abordamos una realidad preocupante: muchos niños que reciben un teléfono móvil a los 8 años ya han estado expuestos a contenido pornográfico en varias ocasiones. Esto ocurre no porque busquen ese contenido, sino porque les llega a través de plataformas como YouTube, TikTok o incluso WhatsApp. Esta exposición temprana puede dañar la forma en que se desarrollan afectivamente, su percepción de las relaciones humanas, y su salud mental a largo plazo.
Es fundamental que las familias estén conscientes de estos riesgos y establezcan límites claros en el uso de la tecnología, promoviendo una crianza digital consciente y segura.