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¿Es posible educar a nuestros hijos/as apartándoles de las pantallas?

Abrirnos a esta reflexión nos llevará a una pregunta más compleja aún: ¿Es posible que los niños en la actualidad logren crecer sin pantallas en el contexto en que vivimos?

Para muchos padres y madres, la crianza es una experiencia complicada por diferentes razones, pero en algunos casos, la dificultad la da la falta en la definición de prioridades. Matricular a los hijos en un colegio, recién al cumplir los 4 años, hace que nos sumemos a un modelo de familia que cada institución delinea gruesamente, que a su vez nos dificulta comprender la importancia de la hoja de ruta familiar que nos guiará en la toma de decisiones formativas.   

Es necesario que los padres en algún momento nos hagamos estas preguntas:

  • ¿Qué relación queremos que tengan nuestros hijos con la tecnología?
  • ¿Podemos hacerlos crecer en un entorno libre de pantallas?
  • ¿Podemos decir no cuando ellos quieren decir sí? 

Abrirnos a esta reflexión nos llevará a una pregunta más compleja aún: ¿Es posible lograr crecer con/sin pantallas en el entorno en que vivimos?

¿Es posible aspirar para tus hijos, una vida con tecnologías reguladas y una vida alejada de las pantallas? Claro que sí, pero aquí aflora un tema importante. La decisión que se tome podrá estar a cargo de los adultos en los primeros años de vida, pero debemos entender que los hijos son libres y que educarlos implica enseñarles a usar esa libertad de manera progresiva.

Es probable que en ambas decisiones haya miedos. Miedos a los riesgos del mundo digital, miedos a la posibilidad de ver sufrir a nuestros hijos por factores que no podemos controlar. En ocasiones son miedos al cambio, que si bien nos paralizan, también nos ayudan a estar preparados y a adaptarnos mejor. 

En tiempos en que la ciencia avanza a pasos agigantados y el futuro se ve bajo el prisma de la incertidumbre, nos resulta más complicado adaptarnos con facilidad. Es fácil querer alejar la tecnología de la vida de nuestros hijos, pero esto resultará a lo menos complicado de cumplir al 100% en una sociedad altamente digitalizada como la nuestra. 

Sea cual sea la decisión que cada familia adopte, lo relevante es contar con fundamentos y acuerdos donde todos se adhieran. Se podrán establecer límites de uso, tiempos de conexión, acceso a pantallas controladas, considerando siempre la completa comprensión de las normas y el acuerdo de los límites. 

Lograr el cumplimiento de la hoja de ruta familiar, puede ser una sencilla tarea en la infancia pero más compleja al llegar la adolescencia. Muchas veces nos parecerá necesario apagarlo todo, desconectarnos y volver a resetearnos, pero hasta eso lo tendremos que poner en el contexto que nos tocó vivir… una vida en una sociedad altamente digitalizada. 

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