Ley Karin, riesgo psicosocial del profesor y exigencias del aula inclusiva

Creo oportuno retomar el hilo de un artículo que escribí a principios de este año, dada la actualidad de este tema en relación a la ya vigente Ley Karin.

Sabemos que uno de los temas de mayor preocupación de los profesores en la actualidad está relacionado con las exigencias que impone el aula inclusiva, tanto en  lo curricular;  como en la generación de ambientes de buen trato. En este sentido, durante el último mes se han levantado muchas inquietudes respecto a cómo la nueva ley aborda la prevención y protección de situaciones donde el  profesorado puede salir agredido por estudiantes o apoderados.

Desde el enfoque de la Ley N° 21.643 estas conductas son constitutivas de violencia en el trabajo y por ende, el empleador tiene una doble obligación; la de prevenir, a través de estrategias concretas que determina en el protocolo de prevención y la de investigar y sancionar, a partir de la activación y seguimiento del protocolo de investigación respectivo.

Sabemos que para cumplir con la primera de las obligaciones hay un instrumento relevante que aporta información significativa, cual es el Cuestionario CEAL-SM SUSESO que mide el riesgo psicosocial y que debe ser aplicado cada dos años en las empresas que cuenten con más de 10 trabajadores.

Durante estos últimos meses en que he trabajado con varios colegios en que se ha aplicado este cuestionario, los resultados son seriamente relevantes y preocupantes en relación a: agobio laboral por sobrecarga de trabajo; desgaste emocional y situaciones de violencia.

En los equipos de  convivencia escolar, profesores y educadoras, existe una sensación de desprotección e indefensión no despreciable. Se  encuentran comúnmente  frente a situaciones de desregulación emocional, malos tratos y violencia ambiental tanto desde sus estudiantes como de algunos apoderados que no acaban de comprender que la educación de sus hijos es tarea compartida. Y esta situación que, no pocas veces se transforma en una común, provoca en ellos, agobio laboral, estrés y una sensación permanente de inseguridad.

¿Qué hacer? ¿De qué manera puedo apoyar a mis profesores para aminorar el riesgo psicosocial?

Primeramente, abrir el tema en conversaciones sinceras, con foco en encontrar soluciones y escucharse. 

Luego, determinar protocolos y establecer acciones de protección y cuidado, a través de instancias de perfeccionamiento docente en el área de la inclusión educativa, con foco en el abordaje relacional y emocional donde están las principales necesidades. Junto con ello estimo necesario que los profesores se capaciten en resolución de conflictos a fin de poder abordar satisfactoriamente las situaciones de violencia que sufren desde los mismos estudiantes o sus padres. 

Muchas veces escucho como los profesores se quejan del actuar de  los apoderados, argumentando que nocooperan, que se violentan cuando se les dice algo que no quieren oír, están ausentes, entre otras…,Peligrosamente , estas situaciones se están repitiendo cada vez más, exponiendo a un profesorado que no tiene las capacidades para enfrentar esta sproblemáticas. 

Erradicar la violencia en el trabajo es un imperativo de toda comunidad. Hoy están los instrumentos para avanzar en ello. Lo importante es reconocer dónde debemos poner los mayores esfuerzos. Desde mi mirada sin duda es en la prevención y en la capacitación de los equipos de gestión y profesores.

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