En un mundo cada vez más digital, la proliferación de redes sociales ha planteado preocupaciones significativas sobre la seguridad y la salud mental de niños y adolescentes. La empresa Meta ha anunciado una serie de medidas que empezará a implementar a partir de octubre para limitar las funcionalidades en las cuentas de usuarios menores de 18 años. Aunque estas medidas están enfocadas en todos los adolescentes, los jóvenes de 16 y 17 años podrán desactivarlas, mientras que los menores de 16 años necesitarán permiso parental para hacerlo.
Algunas de las restricciones a incorporar son:
- Limitaciones sobre el contenido visible: Instagram implementará restricciones en el tipo de contenido que los adolescentes pueden ver y compartir, limitando imágenes de violencia, promoción de conductas autolesivas, conductas de riesgo o que promuevan bullying.
- Mayor control sobre las interacciones: La regulación incluye controles más estrictos sobre quién puede interactuar con las cuentas de adolescentes. Las cuentas estarán en modo privado por defecto, limitando la posibilidad de recibir mensajes directos de desconocidos. Los padres podrán revisar el historial de contactos con quienes han chateado sus hijos, aunque no podrán acceder al contenido de los mensajes.
- Educación digital y recursos de bienestar: Además de las restricciones técnicas, Instagram introducirá recursos educativos para fomentar un uso responsable de la aplicación. Los usuarios recibirán notificaciones para recordarles que deben tomar descansos después de haber utilizado la aplicación durante una hora y se activará un modo sueño automáticamente desde las 22:00 hasta las 07:00 horas.
Una reflexión personal: Estas nuevas medidas, aunque necesarias, llegan tarde. Los menores ya están siendo afectados por el uso excesivo de las redes sociales. La responsabilidad de los padres es fundamental, y si bien se agradecen las nuevas reglas, persiste un problema mayor. Si una herramienta requiere tanta regulación para ser segura para los niños, quizás deberíamos cuestionar su idoneidad. A nivel global, debemos preguntarnos por qué permitimos que los menores usen internet sin supervisión adecuada. A pesar de todas las medidas anunciadas, las redes sociales continúan siendo adictivas, promoviendo el aislamiento social y robando tiempo a actividades esenciales para el desarrollo integral durante la infancia.