A continuación les compartimos los resultados que entregó un estudio de la Universidad de British Columbia realizado a 25 familias con niños de 16 a 24 meses de edad.
La celebración del “Día del Niño” se aproxima y muchas familias se ven tentadas en comprar juguetes electrónicos para sus hijos, con la ilusión de que estos estímulos digitales los hagan “más inteligentes”.
Sin embargo, a esta altura, ya son muchos los estudios científicos que desmienten esta hipótesis. En 2015, las investigadoras Michaela Wooldridge y Jenifer Shapka de la Universidad de British Columbia, comprobaron que los juguetes electrónicos disminuyen la interacción entre padres e hijos, lo que en consecuencia, afecta su desarrollo socioemocional.
En el estudio se observó el comportamiento de 25 parejas de padres con niños de 16 a 24 meses en sus hogares, jugando con juegos de juguetes electrónicos y no electrónicos apropiados para su edad, durante aproximadamente 10 min cada uno. Para el análisis se usó la escala PICCOLO (Parenting Interactions with Children: Checklist of Observations Linked to Outcomes), un instrumento que permite evaluar las conductas parentales en su interacción con sus hijos, y ver cómo influyen en el lenguaje y en el desarrollo socioemocional de los niños y niñas en varios países del mundo.
La investigación concluyó que las madres tuvieron una significativamente menor probabilidad de participar en la enseñanza de sus hijos mientras estos jugaban con juguetes electrónicos y, además, su uso se relacionó con una disminución significativa de oportunidades de aprendizaje a través del juego.
Es posible que esto se deba a que los juguetes electrónicos interrumpen las oportunidades de enseñanza que un niño (a) desarrolla según su ritmo de acuerdo a sus necesidades y no permiten experiencias de simulación o ensayo y error.
En segundo lugar, las madres interactuaron menos con los niños cuando ellos jugaban con juguetes electrónicos, entregándoles menos frases motivadoras. Esto es muy relevante ya que la capacidad de respuesta de los padres está relacionada con el desarrollo socioemocional de los hijos, principalmente a estas edades.
Otro estudio de similares características incluyó a niños de 0 a 27 meses de edad, y encontró que los padres intercambian menos palabras con sus hijos cuando interactúan con un juguete electrónico, que cuando interactúan con un juguete tradicional (Zosh et al., 2015).
¿Qué podemos concluir al respecto?
Es probable que los juegos electrónicos ofrezcan menos alternativas para que los padres puedan involucrarse en estas actividades o se concentren en que su hijo juegue de la manera “correcta”. ¿Significa esto que todos los juegos electrónicos son “perjudiciales”? ¡Claro que no! El punto es que hay mejores alternativas de desarrollo y entretención a estas edades tempranas.
Si los padres usan los juegos electrónicos de manera creativa y participan de ello, incorporan en sus rutinas oportunidades para que los niños vivan experiencias de juegos libres, sin estructuras y conversen mucho con ellos, es probable que se pueda sacar de esta experiencia algo muy positivo. Pero bien vale la pena tener presente que los niños aprenderán más interactuando con sus padres que con cualquier juguete… ¡incluso los juegos o juguetes que los fabricantes aseguran que son “educativos”!
En resumen:
Los resultados de la investigación comentada, refirió que:
- La experiencia de juego en compañía de la madre es de menor calidad con juegos electrónicos versus no electrónicos.
- Las madres responden significativamente menos a los niños pequeños con juegos electrónicos.
- Las madres son significativamente menos instructivas con los niños pequeños que usan juguetes electrónicos
- Las madres alientan significativamente menos a los niños pequeños con juguetes electrónicos.
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Fuente: “Playing with technology: Mother–toddler interaction scores lower during play with electronic toys”, ScienceDirect, Journal of Applied Developmental Psychology.