La inteligencia artificial (IA) está transformando la educación a una velocidad sin precedentes. Hoy encontramos novedosas herramientas que nos podrían aportar al aprendizaje, pero no debemos usarlas con estudiantes, sin tener antes claro los siguientes aspectos.
1. Promover un uso ético y transparente de la IA
El docente debe enseñar a los estudiantes a usar la IA como apoyo, no como sustituto del aprendizaje. De preferencia,siempre en estudiantes mayores de 16 años, y con claro conocimiento de los aportes y riesgos que tiene el uso de la IA.
Esto implica explicar con claridad cuáles son los límites éticos en cuanto al uso de la IA y qué no cosas NO deben hacerse bajo ninguna circunstancia (como por ejemplo, entregar trabajos generados íntegramente por un modelo de IA). Además, es importante fomentar la transparencia: cuando se utilicen contenidos creados con ayuda de IA, los estudiantes deben declararlo explícitamente. Este principio ético refuerza la honestidad académica y previene el plagio digital.
En todo momento, se debe alinear la acción del profesorado al usar IA, a lo que plantea el RIE en cuanto al uso de plataformas y servicios digitales dentro de las instalaciones del colegio, en el marco de las actividades curriculares.
No dejemos de sancionar el mal uso de la IA. Siempre dando a conocer la sanción de manera anticipada, respetando el debido proceso y ajustando la sanción a la gravedad de la falta.
2.-Evaluar críticamente las fuentes y resultados generados por IA
Las herramientas de IA pueden cometer errores, tener sesgos o generar información falsa. Ante esto, el profesor debe enseñar a los estudiantes a contrastar las respuestas que reciben con fuentes confiables, dando el tiempo para realizar esta actividad, e indicando los pasos a seguir para lograr el objetivo propuesto.
Incorporar la IA al aula no debe implicar aceptar sus resultados sin cuestionamiento, sino fortalecer el pensamiento crítico y la alfabetización digital. Revisar las citas, corroborar datos y comprender cómo funcionan los algoritmos (al menos de manera básica) son pasos esenciales para un uso responsable.
3. Alinear el uso de IA con los objetivos curriculares y normativos
Toda herramienta de IA utilizada en el aula debe tener una finalidad pedagógica clara, bien estructurada, evaluable y medible. No basta con que sea novedosa o eficiente; debe contribuir efectivamente al aprendizaje según el currículo nacional o institucional.
4. Fomentar la inclusión y reducir brechas digitales
La IA puede acortar las brechas digitales o de acceso al conocimiento, si se usan de manera correcta. pero también, puede ampliar las brechas si no se usa con el debido criterio.
El profesor debe asegurar que todos los estudiantes tengan acceso equitativo a las herramientas digitales y que su uso no dependa del nivel socioeconómico o del equipamiento tecnológico del hogar. Promover capacitaciones, compartir recursos accesibles y adaptar la enseñanza son prácticas esenciales para un uso inclusivo de la IA.
5. Respetar la privacidad y la protección de datos personales
Antes de utilizar cualquier herramienta de IA con estudiantes, es fundamental conocer cómo se tratan los datos que recopila. En Chile, la Ley N° 19.628 sobre Protección de la Vida Privada y las normativas del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), en el caso de plataformas internacionales, establecen obligaciones claras: los datos personales de los alumnos —incluidos nombres, voces, imágenes o respuestas escritas— no pueden ser procesados sin consentimiento informado de los padres, en el caso de menores de 14 años y sin el consentimiento de los usuarios al cumplir esa edad. Este consentimiento debe ser escrito y claro.
En todo momento, el docente debe dar a conocer a sus estudiantes (y verificar que lo comprendan), de qué manera se van a resguardar sus datos personales, qué tratamiento van a recibir y cómo se gestionan, esto, con especial atención en las aplicaciones gratuitas.
Entendemos entonces que…
La inteligencia artificial ofrece oportunidades extraordinarias para renovar la enseñanza, pero su implementación exige responsabilidad, adultos capacitados y reglamentos claros para su uso. Los profesores deben actuar como guías éticos y críticos en este nuevo escenario, asegurando que la IA potencie —y no reemplace— el aprendizaje de niños, niñas y adolescentes.
Usar la IA en el aula no se trata sólo de incorporar tecnología, sino de formar ciudadanos digitales conscientes, éticos y respetuosos de la ley y del desarrollo socioemocional en la infancia y adolescencia.






