Durante el 2018 vimos noticias que nos hicieron tomar conciencia del lado oscuro y triste del mundo digital adolescente. Conocimos el ciberbullying y grooming con cara y nombres reales. Con la aparición de videojuegos en línea como Fornite, entendimos que actúan como drogas en el cerebro de los niños. El rol de los padres ya no se limita a entregar teléfonos, consolas de videojuegos, tablets o computadores. Necesitamos entender que las pantallas pueden ser un juguete muy dañino y que es necesario educar su uso.
Tecnologías y familia
La principal tarea de educar en el uso de las tecnologías, recae inevitablemente en los padres. Sus conductas digitales, son imitadas por los pequeños y sus palabras caen en tierra infértil si no hay un buen ejemplo. Hagámonos entonces, estas preguntas: ¿las pantallas nos unen o separan de los hijos? ¿Son nuestros hábitos digitales un buen ejemplo?
Empantallados.org, alerta que para el 44% de las familias españolas, las pantallas son una fuente habitual de conflictos y preocupación de los padres. Más del 70% de los padres, reconoce que las pantallas no los ha unido más a sus hijos, pese a que el 68% reconoce que las tecnologías son útiles para gestionar las actividades familiares.
El rol de los padres frente a las tecnologías
Nadie enseña lo que no sabe. Ser padres hoy, implica asumir un liderazgo digital que exige conocer y entender lo que hacen nuestros hijos en el mundo virtual. Lo que regulará la vida digital de nuestros hijos son los límites y normas que determinemos como familia.
Nuestro mundo digital de adulto, será un referente para ellos.
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