Al mundo adulto, la serie Adolescencia de Netflix nos deja un sabor amargo
Poco entendemos los nuevos códigos sociales que se manejan en el mundo virtual, y nos dimos cuenta que cuando creíamos que estaban seguros/as en sus dormitorios, es cuando más riesgos estaban viviendo.
El reflejo de la realidad en el capítulo 3
En el capítulo 3 de la serie, la convivencia en el colegio deja mucho que desear. Hay mensajes muy potentes que evidencian la realidad que viven miles de colegios cada día; paredes llenas de mensajes alusivos a paz, bienestar, compañerismo, empatía, pero profesores agobiados que gritan, amenazan con castigos, estudiantes desganados que desafían a la autoridad y directivos que se desesperan ante situaciones que deberían estar reguladas.
La situación se agrava cuando los profesores deben sacar a los estudiantes al patio porque suena la alarma de incendio. Aquí se nota hastío de los profesores/as, una falta total de liderazgo frente a estudiantes que están más atentos a grabar un episodio de violencia que a seguir las instrucciones de la emergencia. Esta escena caótica se vive con mucha fuerza en este episodio de la serie dando la sensación de mundos paralelos carentes de conexión.
Sin duda, la realidad inglesa impacta porque refleja el estado actual de muchas escuelas en el mundo.
¿Y en nuestro país qué está sucediendo?
Observamos con frecuencia que se hacen esfuerzos importantes por parte de los profesores/as para conservar el buen trato y la paz dentro de las escuelas, pero también viven agobiados por estudiantes enfocados en sus dispositivos más que en la clase, ansiosos, distraídos, desmotivados y no pocas veces displicentes frente al profesor/a que quiere dar su clase en un buen clima de aula.
El patio: un escenario clave para la convivencia
Es importante señalar que no toda la jornada ocurre en la sala de clases. La convivencia de nuestros estudiantes tiene en el patio y/o en el recreo, un escenario absolutamente clave y decidor de la percepción de buen trato, empatía y buena convivencia.
Lo que pasa en el patio, en los recreos, va y viene a la sala de clases.
El debate sobre el rol del profesorado fuera del aula
Hoy, el ordinario 406 de la Dirección del Trabajo señala que los profesionales de la educación no pueden ser convocados por el sostenedor a hacer turnos de patio, almuerzos u otras instancias de cuidado de los estudiantes y que este derecho es irrenunciable.
Sin desmerecer la necesidad de descanso del docente, creo que la mirada estratégica que consigue respecto de sus estudiantes en el patio, le entrega información relevante, necesaria y categórica sobre su modo de relacionarse, de resolver conflictos, de dialogar y de abordar situaciones de riesgo que son vitales para poder elaborar estrategias de prevención y de mejora de conductas que luego serán claves para el progreso escolar de sus alumnos/as.
Si el profesorado no conoce esta realidad, carece de información clave sobre la convivencia de sus alumnos/as, lo que finalmente perjudica su trabajo.
Hacia una solución colaborativa
Considerar que el profesor/a tiene un derecho irrenunciable a ausentarse de estos espacios es un aporte débil al bienestar escolar. La mirada atenta y certera del profesorado frente a la dinámica que se vive fuera del aula es esencial para prevenir conflictos y educar en el buen trato.
Creo sinceramente que puede ser motivo de acuerdo entre el sostenedor y el docente para que, entre todos/as, puedan participar de este espacio tan importante para la construcción de una buena convivencia escolar.
Considerarlo como un derecho irrenunciable imposible de negociar es poner un punto final a una realidad de la cual debemos estar atentos/as. Al menos debiera darse la oportunidad que cada establecimiento pueda resolver de qué manera se va a abordar, en beneficio de todos/as.