El principal riesgo que viven los niños y adolescentes hoy en el mundo digital es la dependencia de las pantallas, originada principalmente por el exceso de conexión. El estímulo cerebral permanente que provocan tanto las redes sociales como los videojuegos, activa el circuito de dopamina en el cerebro. La dopamina, neurotransmisor encargado de hacernos sentir placer, provoca la necesidad de repetir las conductas que han resultado estimulantes de la misma manera que lo hacen las drogas.
El entorno familiar influye de manera importante en los hábitos de consumo digital que adquiere un niño desde pequeño y que se manifiestan durante la adolescencia. La educación de la voluntad y el autocuidado serán claves para prevenir riesgos del mundo virtual y lograr una identidad digital positiva que aporte a la vida personal y profesional de cada hijo.