Los 10 errores de crianza más comunes (y cómo podemos mejorarlos)

Madres y padres muchas veces nos vemos superados por las múltiples demandas que tenemos cada día y simplemente no se nos ocurre de qué otra forma lograr aquello que buscamos con nuestros hijos e hijas. En nuestra radiografía FAMILIA & TECNOLOGIA, vemos que 1 de cada 4 padres, reconocen que se sienten sobrepasados en la crianza de los hijos(as). A su vez, 1 de cada 3 adultos, reconoce que el uso de la tecnología en casa le trae problemas familiares.

Te compartimos sugerencias para promover espacios de diálogos constructivos en familia.

1. Llamar la atención en público

Entiendo plenamente la necesidad de actuar inmediatamente cuando nuestros/as hijos/as hacen algo “indebido”, pero ¡calma!, puede que hacer eso sólo nos permita desahogarnos y no lograremos mucho más. Cuando le llamamos la atención a nuestros hijos/as, ellos/as estarán más enfocados/as en cuál otra gente está mirando o quién pueda estar escuchando que en lo que tú les estás tratando de transmitir. 

¿Y entonces?

Espera que la adrenalina del momento pase. Cuando llegue la calma, busca un lugar donde puedan conversar privadamente. De no ser posible, explica lo que estuvo mal y dile en tono amable, que lo hablarán más tarde (y háblalo más tarde, no puede ser sólo un decir).

2. Dar instrucciones vagas

Seguro más de una vez recuerdas haber dado una instrucción en formato de pregunta….¿Podrías apagar ese tablet e ir a hacer tu cama? Bueno, aunque parezca imposible, puede que no comprenda realmente qué es lo que le estás pidiendo. Las instrucciones deben ser claras, anticipadas y supervisadas.

¿Y entonces?

En lugar de decirle lo que no quieres que haga, dile lo que sí: Te pido por favor, que dejes tu tablet ahora mismo y vayas a hacer tu cama

3. Chantajear 

“Si te quedas quieto, te presto mi teléfono un ratito ¿vale?”.. ¿quién no dijo alguna versión de esto cuando su hijo/a estaba inquieto? (o tantas otras situaciones). Siendo honestos/as, probablemente lo hicimos más de una vez ¡porque funciona! ¿El problema? …estás enseñando a que la buena conducta se logra negociando o con algo a cambio.

¿Y entonces?

Ser firme y constante. El niño/a tiene que aprender que los comportamientos adecuados no vienen con una recompensa, simplemente son lo que se espera.  Los hijos(as) deben tener claridad de sus límites y las consecuencias que tiene traspasarlos. Anticípaselos, acuérdenlos y recuérdalos constantemente.

4. Escucha las emociones

En ocasiones, desatendemos las emociones que están viviendo nuestros hijos(as) y sólo vemos las acciones incorrectas que han realizado… “fuiste mal educada”, “tus notas están muy malas” o “no debiste meterte a la cama con el teléfono, por eso te dormiste tarde”…

¿Y entonces?

Motívalos a entender las emociones que movieron sus actos sin emitir juicios y esfuérzate en entender su contexto. Sólo desde ahí, podrás ayudarles a reparar las faltas, a enmendar el camino, o evitar repetir las conductas negativas. Dales la posibilidad de darse cuenta de sus errores desde la corrección fraternal del adulto. Puedes preguntarles ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo te sientes …? ¿Cómo lo puedes resolver o mejorar?..

5. No te alargues

No todo requiere una conversación extensa. Hay conductas que sólo necesitan ser marcadas y seguir con el día. 

¿Y entonces?

Es importante que sepamos hacer esa diferencia y no extendernos más de la cuenta o vamos a agotar ese recurso (y a nuestros/as hijos/as).

6. Perder el control

Es fácil perder la calma cuando un hijo/a hace algo indebido… pero gritar no ayuda, porque solo pone su cerebro en estado de alerta y probablemente no tendrá la capacidad de entender bien lo que ha sucedido. Puede pasar que se vaya para adentro o tome tu enojo y te lo devuelva aún más fuerte. 

¿Y entonces?

Toma un tiempo de pausa. Respirar, respirar, respirar y recordar que no vamos a lograr nada más que un mal momento. Habla con tu hijo/a en un tono calmado, comunicando las consecuencia que habrá si sigue pegándole y, por tu parte, guardando tus expectativas de que no verás un cambio de un momento a otro, pero sí tendrás un niño/a más calmado en unos meses.

7. No te lo tomes personal

Ellos/as tienen “estas” conductas no deseadas por múltiples razones: falta de autocontrol, necesidad de probar y conocer los límites, buscar tu atención, entre tantas.. pero recuerda, los hijos(as) aprenden de nuestro ejemplo, y según como enfrentemos las diferencias , será como ellos aborden los conflictos en su vida.

¿Y entonces?

Ante alguna adversidad, o complejidad, acércate en un tono cariñoso a tus hijos y pregúntales :¿qué te está pasando? ¿Cómo te sientes? ¿En qué puedo ayudarte?. De esta forma, les ayudas a entender la realidad, a comprender sus emociones y a desarrollar habilidades para resolver sus problemas.

8. No compares a tus hijos/as

“Tu hermano/a casi no ve televisión, ¿por qué apagarte la TV a ti es tan difícil?” Es un clásico en muchísimas familias. El problema es que en lugar de lograr que apague la televisión, sólo genera resentimiento entre los hermanos/as y la sensación de revancha hacia los adultos.

¿Y entonces?

Enfoquémonos en la conducta que esperamos y presentémosla con claridad. Cada hijo merece saber lo que se espera de él en diferentes momentos, conocer sus responsabilidades y límites. Esto no tiene que ver con las expectativas, sino con los límites personales.

9. Sin exagerar

Es fácil caer en castigos o consecuencia sobredimensionadas cuando estamos afectados por algo que hicieron nuestros/as hijos/as. Pero hay que tener en cuenta que las consecuencias tienen que ser proporcional a la falta. las consecuencias largas o complejas pueden ser difíciles de implementar.

¿Y entonces?

Determinen los límites con anticipación y a su vez, establezcan las consecuencias lógicas en caso de no cumplir los acuerdos. Esto ayuda a evitar los conflictos y a asumir responsabilidades desde temprana edad.

10. Con-sis-ten-cia

Si las reglas de la casa o los límites conductuales se aplican a veces, el mensaje que llega a los niños/as es confuso. Es importante ser consistentes en el mensaje , para promover buenos hábitos de vida. Veamos un ejemplo… si los dejas jugar videojuegos violentos ¿por qué reciben un castigo cuando le pegan a un compañero?.. la violencia no debe ser aceptada bajo ningún contexto…lo mismo pasa con el respeto en las redes sociales y varias situaciones virtuales más…

¿Y entonces?

Reconsidera tus expectativas de comportamiento y mantenla en todo contexto, ya sea sólo recordarla si el contexto lo permite o poner una consecuencia si lo amerita.

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